¿Plenitud a los 40? No, Mejor a los 50. Lo de los 40 Es Solo El Calentamiento A los 40, todo el mundo te habla de la famosa "plenitud".
¿Plenitud a los 40? No, Mejor a los 50. Lo de los 40 Es Solo El Calentamiento
A los 40, todo el mundo te habla de la famosa "plenitud".
"¡Lo mejor está por venir!"
"¡Estás en tu mejor momento!"
"¡Qué suerte, ahora puedes disfrutar de todo lo que has logrado!"
¿En serio? ¿Esto es la plenitud? Porque yo lo que veo es que, a los 40, más bien estás en ese punto en el que tienes demasiadas cosas en la cabeza, te preguntas a diario si es normal olvidarte de cosas, y de paso, te cuestionas si has llegado a donde querías llegar.
¿La plenitud a los 40? Claro, si hablamos de supervivencia diaria, sí. Pero si hablamos de estar realmente plena, siento que eso es para los 50.
1. Los 40 Son Solo El Calentamiento, Chica
¿Plenitud a los 40? No te engañes. A los 40 aún estás en modo de experimentación, haciendo balance de lo que has hecho, lo que te queda por hacer y, por supuesto, buscando tiempo para organizarte. No tienes "todo claro", pero la buena noticia es que ya no tienes tantas expectativas sobre lo que deberías estar haciendo. ¡Y eso, querida, es un regalo!
En los 40, ya sabes lo que te gusta y lo que no. Sabes quiénes son tus amigos de verdad (y los que solo se presentaron para el café), y sabes lo que te hace feliz sin tener que explicárselo a nadie.
¿El viaje? Aún no has llegado, pero lo estás planeando.
2. El Secreto Está en Aprender a Dejar Ir
A los 40, tienes una excelente oportunidad de dejar ir lo que no te sirve. Ya no necesitas estar en todas partes, ser parte de todas las conversaciones o mantener relaciones que ya no te llenan.
Suelta lo viejo, lo rancio, lo que ya no te hace sentido. La plenitud no se trata de añadir más, se trata de eliminar lo que sobra, lo que te pesa. No tienes que seguir guardando la ropa vieja, ni las amistades que solo te consumen.
A los 40 te has ganado el derecho a decir “hasta aquí”. No tienes por qué seguir con los mismos malos hábitos o relaciones que en tus 20 o 30. ¡Es hora de un cambio radical!
3. A los 50, Ahí Es Cuando Realmente Empiezas a Vivir
Ahora, ¿los 50? Esa es otra historia. Ahí es cuando todo lo que has aprendido empieza a brillar. Ya has vivido lo suficiente como para saber lo que te gusta, lo que no te gusta, y lo que, sinceramente, ya no vas a tolerar. Las inseguridades que pudiste haber tenido en tus 30 y 40 desaparecen, y ahora te sientes más fuerte, más segura, más tú.
Y lo mejor de todo: a los 50, ya no te importa lo que piensen los demás. ¿Qué? ¿Qué opinen sobre tu forma de vestir, tus decisiones o tus elecciones? Que hablen. Porque has llegado al lugar en el que por fin sabes lo que quieres y lo que no, y te da igual si a alguien no le gusta.
4. El Sentimiento de “No Tengo Nada Que Demostrar”
A los 50, te das cuenta de que no tienes nada que demostrar a nadie.
Ya no necesitas esa promoción para sentirte válida.
No necesitas la validación de tus amigos para estar tranquila.
No necesitas seguir ese estándar de belleza juvenil.
Porque, a estas alturas, ya te conoces perfectamente y sabes que eres increíble tal y como eres. La plenitud no tiene que ver con tener una vida “perfecta” según los estándares sociales, sino con estar en paz contigo misma.

Los 50 Son El Verdadero Comienzo
Así que, queridas, no se engañen. Si a los 40 ya te sientes “plena”, ¿esperas qué? ¿Los 50 van a ser más aburridos? No, querida, a los 50 la vida comienza de verdad.
Las 40s son solo el calentamiento, el momento en el que empiezas a afinar la maquinaria. Pero los 50 son cuando realmente puedes poner toda esa sabiduría a trabajar para ti misma.
Y si alguien te dice que los 50 son “la edad del declive”, simplemente sonríe y di:
“¿Declive? No, cariño, es la edad en la que te das cuenta de que ya no hay que pedir permiso para disfrutar la vida como te dé la gana.”