Me Cansé de Agradar a Todo el Mundo (Y Tú También Deberías)
Me Cansé de Agradar a Todo el Mundo (Y Tú También Deberías)
Si cada vez que dices “no” sientes culpa, y si cada vez que alguien te mira feo pasas tres días preguntándote qué hiciste mal, entonces este post es para ti.
Porque, querida, ha llegado el momento de dejar de ser la versión complaciente de ti misma y empezar a ser la versión auténtica, libre y con menos ganas de soportar tonterías.
Te lo digo sin rodeos: no estás en este mundo para caerle bien a todo el mundo. No es tu trabajo asegurarte de que nadie se ofenda, ni de que todos estén cómodos con lo que dices, haces o decides. La gente que realmente te quiere te va a querer sin ediciones ni filtros.
Así que hoy vamos a hablar de cómo liberarte de la carga de la aprobación ajena y empezar a vivir más tranquila (y más divertida).
1. No Eres Pizza, No Tienes Que Gustarle a Todos
Mira, hasta la pizza tiene detractores. Hay gente que no soporta la hawaiana, otros odian la de anchoas y hay quienes creen que la de pepperoni es aburrida. Y la pizza no anda llorando en un rincón porque no le dieron 5 estrellas en Yelp.
Tú tampoco deberías. No puedes agradarle a todo el mundo, y no pasa nada.
Así que deja de medir tu valor en función de cuántas personas te aprueban. Lo importante es que tú te apruebes a ti misma.
2. Aprende a Decir “No” Sin Explicar Tanto
Las personas complacientes tienen un problema: cuando dicen “no”, se sienten obligadas a dar una disertación justificando su decisión.
Ejemplo de complaciente en rehabilitación:
“No puedo ir porque tengo que trabajar, pero igual si termino antes, tal vez paso un ratito…”
Ejemplo de persona que se respeta:
“No puedo ir, pero gracias por la invitación.” Punto. Fin de la discusión.
No necesitas justificar cada una de tus decisiones. Decir “no” es una oración completa.
3. Si Alguien Se Ofende Porque Pones Límites, Ese Es Su Problema, No el Tuyo
A veces, cuando decides priorizarte, hay gente que se molesta. Y ahí viene la culpa, el remordimiento y las ganas de correr a pedir disculpas. STOP.
Si alguien se enoja porque pusiste un límite, esa persona estaba beneficiándose de que no los tenías.
Las relaciones sanas no dependen de que tú te anules para hacer felices a los demás. Si alguien solo te quiere cuando te acomodas a su vida, entonces no te quiere realmente.
4. La Gente Siempre Va a Hablar (Así Que Mejor Que Hablen de Lo Feliz Que Eres)
Si intentas vivir para agradar a todo el mundo, nunca vas a ganar.
Si te vistes demasiado elegante, dirán que eres presumida.
Si te vistes demasiado casual, dirán que no te cuidas.
Si dices lo que piensas, eres conflictiva.
Si te quedas callada, eres sumisa.
La conclusión es simple: hagas lo que hagas, alguien siempre tendrá una opinión. Así que mejor que hablen mientras tú disfrutas de tu vida a tu manera.

Vive Como Te Dé la Gana (Porque Es Tu Vida, No la de Ellos)
Así que la próxima vez que sientas la necesidad de disculparte por ser tú misma, recuerda esto:
No estás aquí para ser un personaje secundario en la vida de los demás.
No naciste para complacer a todo el mundo.
Y lo más importante: nadie más tiene que vivir con tus decisiones, solo tú.
Así que hazte un favor y empieza a vivir como realmente quieres, no como los demás esperan que lo hagas.
Y si alguien se molesta porque ya no eres la persona sumisa y complaciente de antes, simplemente sonríe y di:
“Ay, qué pena. Debe ser difícil darse cuenta de que ya no me manipulas tan fácil.”